INTERLUDIO IBAÑÉS (CASAS IBÁÑEZ, PUNTO DE PARTIDA)

 Todo viaje tiene su origen, su punto de partida. Nada surge porque sí; y el viaje, como todo plan de humana condición, obedece a un motivo. Y lo que es más importante: a un centro  de gravedad, a una referencia de partida. Casas Ibáñez, población al extremo nordeste de la provincia de Albacete, es para mí ese punto de referencia. Allá donde las llanuras se desbarrancan hacia el anchuroso y pinariego valle del Cabriel (que nos separa de la  comarca hermana del Altiplano Requena-Utiel, ya en Valencia) su término dominado por la campiña y el viñedo se abre a la promesa montaraz de los relieves conquenses y valencianos, cuyas majestuosas y masivas líneas de sierras, cerros y muelas se abren ante nuestros ojos relativamente próximas. Desde Martés al Este hasta Collado Bajo y el Bandera de Tragacete (pasando por El Nevera, El Tejo, El Pico del Remedio, Ranera, Pelado, Moluengo etc...) un rosario de montañas se extienden de Este a NW describiendo un arco de promesa geográfica que nos incitan a explorar las bondades de geología y biodiversidad que atesoran. Casas Ibáñez no es ni mejor ni peor que otras poblaciones, pero la posición que ocupa en esta frontera de la  Llanura lo convierte en una especie de avanzada que los topógrafos y agrimensores de hace menos de un siglo (antes de que fueran sustituidos por los satélites) han sabido apreciar. El vértice geodésico del Cerro de San Jorge, con  esa modesta altitud de 779m (a sólo 70 sobre el nivel medio del terreno) así nos lo indica. Con un perfil romo, nada llamativo, de aplastadas lomas de costra calcárea, nos permite sin embargo alcanzar vistas que van desde el Pico Javalambre en Teruel (a la mágica altitud de 2022msnm) en el NE, pero a tan sólo 90km en línea recta hasta el emblemático, para nosotros, Pico Almenara, de 1789msnm) en el SW, levantando su característico perfil de airosa pirámide sobre las siluetas hundidas en la bruma de la ciudad de Albacete, a 120km a vuelo de pájaro. (Albacete ciudad está a menos de 50km).

CAMINANDO HACIA EL CERRO DE SAN JORGE, KILÓMETRO Y MEDIO AL SUR DE CI

INTERLUDIO - RÍO ATMOSFÉRICO (O CADENA DE BORRASCAS)

Ayer... Mejor dicho, antes de ayer por la noche comenzaron las lluvias. La prensa, con su habitual parafernalia de artificio y titulares para el espectáculo, ya avisaba días antes de que un río atmosférico del tamaño, por el caudal, del Amazonas se aproximaba por el Atlántico dispuesto a barrer toda la Península. A esto, en Geografía, en los capítulos referidos al análisis climático de los territorios, se le llama cadena de borrascas: en este caso preciso, un frente cálido Atlántico, profundo, de manual. Un frente de mucha enjundia: poderoso, cargado hasta los topes de benéfica lluvia, agua para la tierra española siempre sedienta; a pesar de que, al menos aquí en el SE, hemos tenido desde el final del verano (Agosto, incluido) fenómenos tormentosos y lluvia de sobra. No hay más que fijarse en los campos y las orillas de los caminos: una alfombra de gramíneas renacidas que han mantenido el verdor incluso en lo peor de esos accesos saharianos que, comúnmente (con habitual normalidad), nos golpean verano tras verano. Ahora, los periodistas (y no los científicos, como nos quieren hacer creer) afirman... extienden la especie de que el clima está  cambiando y que una especie de apocalipsis bíblico se nos viene encima; que los mares cubrirán Benidorm y Valencia, Londres y Nueva York, y que nos comeremos los unos a los otros. El miedo, hoy como ayer, es un arma de control muy poderosa. La misma palabra... el mismo concepto clima lleva implícito el motor del cambio constante. Una leve inclinación del eje de La Tierra (como está aconteciendo, según las últimas noticias especializadas) o una tormenta solar mantenida en el tiempo allá a 150 millones de km en el espacio (como afirman con pruebas los japoneses) afectan con más profundidad a ese motor planetario que toda la actividad humana concebible. Y yo lo que estoy observando los últimos años en los que, efectivamente, los inviernos son más suaves (sin dejar de ser inviernos, al menos si los comparamos con aquellos, verdaderamente árticos, que sufrimos alrededor de los años 70 del XX, que es la referencia que utilizan estos nuevos profetas del cambio) y los veranos más o menos igual de insufribles, es que llueve más y durante repetidos periodos. Ello es así en esta parte de la Meseta Sur, al Oriente de las grandes llanuras de La Mancha y en la Valencia interior, donde se insertan las comarcas hermanas de Requena- Utiel y Ayora. Después está la aparente incongruencia que produce el hecho de que habitualmente más lluviosos, hablo, efectivamente, de la Serranía de Cuenca, están sufriendo una carestía de lluvias y nevadas que convierte sus excelsos pinares en un manto de peligrosa y quebradiza sequedad.

HENAREJOS Y EL PUNTAL DEL CARNERO (1344msnm)

Henarejos se recuesta sobre el flanco nororiental de la muela que, en su punta sur, a unos 4km en línea recta, levanta su maciza estructura hasta los 1344msnm del Puntal, objeto de la actual excursión/ascensión. La topografía oficial le denomina PUNTAL, lo que sugiere formaciones atrevidas y destacadas que despejan hacia el vacío alguna suerte de precipicios. No es así. Las aplastadas y masivas formas que apreciamos al llegar a la población desde el Este, continúan igual en este extremo sur de la montaña. Hoy día, invadida y destrozada por una línea de aerogeneradores de 70 metros, ofrece al excursionista la sencilla satisfacción de una caseta de observación desde la que, menos mal, obtener unas vistas soberbias sobre la geografía circundante. El novedoso paradigma de las renovables y el  cambio climático, que suena repetidamente en nuestros televisores igual que un eslogan de la  Coca Cola, produce estos monstruos. Y la aparente contradicción de que para preservar el planeta hay que destruir sus paisajes y, sobre todos ellos, las montañas, que son, por su especial orografía, los últimos reductos del territorio natural, escasamente alterado por el hombre. Son las estupideces de nuestro tiempo, abrazadas por rebaños de cretinos que, sintiéndose profetas de esta nueva causa, llevados, lo reconozco, por buenas intenciones, no son conscientes del mal que hacen. (Además, si añadimos el asunto de feroz actualidad que es el abuso que supone pagar facturas de la luz a precio de oro, nos encontramos que a más aerogeneradores y huertos solares de aluminio y sílice venenoso, más cara pagamos la energía. Hay algo que no me cuadra. Nos están engañando. Pero, claro, para caer en la cuenta es necesario pensar un rato; cosa de la que están lejos, veo, mis congéneres de recia estirpe socialista... Este socialismo pijo que, sin embrago, se despliega con inusual violencia.)

                   HENAREJOS, lado Sur. La fortaleza y el Otoño recién aparecido.

HENAREJOS visto desde la  carretera de entrada. El núcleo de la población se recuesta al otro lado de la colina donde, a la llegada, observamos la fortaleza. Lo que sigue, hacia el SE es el valle del río Henarejos.